viernes, 29 de julio de 2011

CARRERA CONTRA LA DEBACLE


Por Carlos Manuel Acuña para el Informador Público

Cristina no podía creer lo que le decían. A los gritos, respondió con gestos y palabrotas las sugerencias de su publicista oficial, Braga Menéndez, quien le hizo saber que la tonalidad de sus discursos, los gestos de su cara y sus manos y los vestidos que utilizaba -el estilo, en fin- no eran los más aptos para la campaña visual desarrollada para encarar las difíciles elecciones en las que se jugaba entera, ella y sus colaboradores. Cristina, que estaba segura de su capacidad histriónica para conquistar votos, no se cansaba de subrayar que los culpables del doloroso fracaso capitalino y de Santa Fe eran Filmus y Rossi, nada más que ellos, y también de “los votantes que no supieron ver la realidad”. El silencio de los testigos pareció respaldar las sutiles palabras utilizadas por Braga para formular su difícil crítica, excepto Zannini que, silencioso, hizo esfuerzos por mantenerse al margen de la escena para superar el incidente. No era el momento de desatar una crisis.

El tema flotante era que todos estaban conscientes de la caída de los porcentajes, de las mentiras de las encuestadoras pagas y de los negros nubarrones que se formaban en el horizonte político; en buena medida, la intuición presidencial le despertaba las sospechas de un desastre pero no podía reconocerlo así como así. Para colmo, a medida que evolucionaban los sucesos negativos, se modificaban los efectos de la campaña que se mostraba esquiva en sus resultados. Más aún, comenzaba -o comienza, mejor dicho- a instalarse en todos los segmentos de la opinión pública la idea de que el futuro del oficialismo se desliza en sentido inverso al buscado: la certeza de la victoria ya dio lugar a las dudas y crece la tremenda perspectiva de una derrota. Ya nadie asegura que se ganará. Para este domingo se hacen esfuerzos alterando las fechas de las boletas o mejor dicho, colocando en las mesas boletas de la elección anterior. También, modificando el lugar de la votación, pero nadie ignora que estos eventuales artilugios servirán de poco. Ya no es un secreto que una amplia diferencia entre Macri y Filmus será catastrófica, a lo que debe agregarse que el kirchnerismo estará ausente de los próximos comicios cordobeses.

En el ínterin, los sucesos provocados en el ingenio Ledesma de Jujuy no sólo acentúan la cuestión de la inseguridad sino que comienza a preguntarse cuáles serán las Fuerzas que se emplearán si los sucesos crecen. Al desprestigio de Hebe de Bonafini, de Estela de Carlotto y de las Madres de la Plaza de Mayo, se agrega ahora el de Milagro Sala, como una potencial complicación de impredecibles consecuencias que marchan de la mano con el tráfico de droga entre la frontera con Bolivia. Por añadidura, a nadie se le escapa que la Casa Rosada también subsidia a la jefa de Tupac Amaru con una importante cifra mensual y millonaria, y el conjunto de novedades que ya se cargan decenas de heridos y una cantidad indeterminada de muertos, llega acompañado de versiones de parecida naturaleza, con algún apellido que recuerda al de un atacante de La Tablada que fue indultado y rumores sobre distribución de armas que nunca fueron desmentidos. Para colmo, ahora se confirman detalladamente los anticipos del economista Agustín Monteverde y de varios de sus colegas, en el sentido de que el Banco Central carece de reservas genuinas: sólo papeles “respaldados” por el Estado Nacional, un asunto que aparece ahora en el primer plano de las inquietudes y en el peor momento de las crecientes complicaciones internacionales que afectan a las economías poderosas. El campo argentino, eterno recurso al que se recurre en las grandes crisis económicas que registró la Argentina a lo largo de todos las décadas, no oculta su resistencia y enojo por las insólitas y contraproducentes medidas gubernamentales instrumentadas por el resistido Guillermo Moreno. En los hechos, el secretario de Agricultura no existe para trazar una política y apenas sí cumple una tarea administrativa. En la memoria de todos está latente que fue el sector agropecuario el que le infligió la mayor derrota al kirchnerismo, suceso que marcó el inicio de la debacle. También en esa memoria y en el ejercicio de la lógica, existe el convencimiento de que llegado el momento, se repetirá la historia y será el campo el encargado de superar la crisis que se avecina, acompañada de un severo ajuste que inevitablemente todos deberemos pagar. El mismo convencimiento rige para entender que esta realidad no se puede modificar con encuestas amañadas para satisfacer los oídos presidenciales. ¿Será Moreno la primera víctima en este proceso o todo seguirá inalterable hasta el final...?

Dicen que Cristina proyecta grandes cambios ministeriales si tiene suerte en agosto, con miras a afrontar mejor preparada las elecciones de octubre. La iniciativa se muestra necesaria pero, si esos eventuales cambios pendientes de lo que dirán las urnas llegaran de la mano del maoísta Zannini, “el remedio será peor que la enfermedad”. En tal caso, mientras el peronismo se aparta más y más del gobierno, los jóvenes rentados de La Cámpora sueñan con grandes despachos que, para cualquier observador imparcial, se muestran cada vez más lejanos e inseguros o, si se prefiere, al revés: inseguros, inestables y distantes, apartados de cualquier milagro.

Mientras tanto, otros dos temas de gran impacto se instalaron en la mira popular. Uno es el fútbol, donde por primera vez en la historia se pretende ascender a un club por decreto, aunque no todos saben que este asunto se relaciona con el factor publicitario con que iniciamos este artículo. Detrás de este manejo, está el interés oficial para ampliar su enfrentamiento con el grupo Clarín. El caso es que, si River Plate desaparece de su nivel anterior, el negocio de Fútbol para Todos prácticamente desaparecerá, pues junto con otros clubes de raigambre muy popular al que podría incorporarse Boca Juniors, la mayoría de los televidentes mirarían los partidos de la categoría B que, precisamente, estarán a cargo -por contrato- de Torneos y Competencias, que pertenece a Clarín. En consecuencia, la propaganda, con la consiguiente publicidad, perdería su difusión y significado. La rabieta es grande.

Pese a su tremenda importancia y pese también a que, como sucede en esta etapa de la Argentina, lo más probable es que nada ocurrirá, dejamos para el final un nuevo y poderoso escándalo para el que no existe explicación posible o aceptable. Son los departamentos metropolitanos que pertenecen al doctor Zaffaroni, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tal como lo sostiene la noticia difundida desde ayer, están alquilados por su propietario y sus actuales administradores los utilizan como prostíbulos, lupanares o cualquier otro nombre que merezca esta clase de establecimientos. Primero fue uno, después, dos, al final del día se hablaba de tres departamentos protegidos para su funcionamiento y, como siempre sucede con estas cosas, ya se barajan cantidades muy superiores que habrían sido adquiridos por la gran capacidad de ahorro del jurista. ¿Qué habría sucedido en otras épocas si por ventura se hubiera descubierto un hecho siquiera parecido...?

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