martes, 12 de mayo de 2009

Estatismo salvaje

Escuchamos mucho el argumento de que el mercado genera que todos sean vistos como clientes, lo cual hace accesible sus productos sólo para quienes pueden pagarlos. El llamado "capitalismo salvaje".

En un sistema donde prima la discrecionalidad del Estado, la posibilidad de acceder a los bienes deja de pasar por la voluntad de millones de personas (el mercado) y recae en la decisión de los pocos que están a cargo de su distribución.

El voto genera una representación indirecta y general. Se puede elegir a quien se considera que tomará las mejores decisiones, pero no se participa en cada una de ellas y la posibilidad de fraude (entendido como no cumplir con lo prometido) es alta. Al mismo tiempo, el comprador está revelando sus preferencias cada día y votando a una empresa frente a otra.

Un ejemplo es que Néstor Kirchner habría ordenado que las provincias opositoras no reciban ayuda para enfrentar la epidemia de dengue, mientras que la gripe porcina recibe otro tratamiento por haberse originado en el exterior.

El "capitalismo salvaje" al menos es generador de riqueza y brinda reglas claras, mientras que el "estatismo salvaje" deja las decisiones en manos de una oligarquía, que también tiene sus objetivos maximizadores, en general de votos, pero también de poder y riqueza.

Mi opinión es que la solución se encuentra en una posición intermedia, en que el Estado asegure que los privados cumplen las leyes y contribuya a una redistribución progresiva y movilidad social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario